Wednesday, August 29, 2007

Argentina: afuera del mundo. Un aporte para
revertirlo con intensivo comercio internacional.

Las relaciones exteriores de nuestro país
han estado manejadas en los últimos años
en función de las necesidades políticas
locales. Sin estrategia alguna y con rumbo
sinuoso, con conductas imprevisibles e
improvisadas. Sin alianzas sólidas, confiables
ni duraderas. Casi nadie nos cree y por eso
estamos cada vez más solos en el concierto
de las naciones. Esta propuesta podría ser
una buena base de discusión y debate, para
poder revertir tantos y continuos desaciertos.

Desde siempre, los conceptos de comercio, milicia y diplomacia han estado mezclados, sea debido a razones económicas o políticas. Pero no siempre aquellos cobraron importancia en el mismo orden descrito. Unas veces, se privilegiaron los negocios; otras, a las alianzas políticas frente a un enemigo o un competidor; y en muchas otras, a la fuerza de las armas. Claro que en todos los casos, fue la política exterior de los gobernantes la que en última instancia estimuló -o, por el contrario, bloqueó- las posibles relaciones comerciales entre dos comarcas o regiones. Por ello, creemos que como hombres de empresa nos tiene que interesar cuál o cuáles son los criterios que orientan u orientarán la política exterior del futuro gobierno, ya que hasta ahora la posición errática y oportunista del Presidente y de su Canciller, está atentando contra la optimización de nuestro comercio exterior.

Antes, queremos transmitir un breve comentario sobre la convulsa situación económica internacional que hemos vivido en las últimas semanas. Los efectos de la crisis que se ha desatado en los mercados internacionales, como consecuencia de la explosión de lo que algunos llamaron “burbuja inmobiliaria” de los EE.UU., se harán sentir en todo el mundo, aunque, con muy desigual impacto. La menor demanda de bienes y servicios en el país del norte incidirá en forma directa sobre las exportaciones europeas, así como en las de China y las del sudeste asiático, Brasil, Rusia e India. Pero, las exportaciones en general están compuestas de productos con demanda elástica e inelástica[1], por lo que algunos productos sufrirán más que otros la caída de la demanda.

A través de la historia del siglo XX, en dos oportunidades al menos, los EE.UU. lograron “exportar” sus crisis económicas. La de 1929 dio la vuelta a todo el resto del mundo el que, en general, sufrió bastante más que el coloso norteamericano. La posterior devaluación de Roosevelt junto a la actividad generada por la 2da. guerra mundial, lo hicieron emerger con todo su poder y le permitió quedarse con “todas las bolitas en juego”. El segundo caso fue el de la crisis inflacionaria de finales de la década del 60, que terminó con una importante devaluación del dólar, la eliminación del respaldo en oro para el circulante y el encarecimiento del petróleo provocado por la creación de la OPEP (crisis que afectó a EE.UU., también en menor medida que al resto del mundo).

Ahora, nuevamente, los EE.UU. han empezado a licuar las reservas de dólares de todos los países (los conocidos “bonos a 30 años”), licuación de reservas que querían evitar a toda costa el economista francés Jacques Rueff y el presidente Charles De Gaulle, en este aspecto dos campeones meramente morales. Este tremendo desequilibrio de la económicamente nefasta presidencia de Bush (h) –quien recibió un presupuesto con superávit de 300.000 millones de dólares y lo entregará con más de 800.000 millones de déficit- será pagado, en mayor medida, por el resto del mundo, una vez más. Al mejor estilo argentino, los norteamericanos gastaron a cuenta de su producción y de sus riqueza futuras, sólo que, como ellos pueden imprimir dólares, tienen capacidad para dilatar y hasta para diluir los efectos negativos de sus políticas, por lo menos hasta tanto “la gilada, aunque tarde, se de cuenta”.

Previendo esta crisis, nuestro viejo conocido Wolf Ziur –un pseudónimo que utiliza un ex-periodista y ex-diplomático europeo acreditado durante varios años en Argentina-, nos hizo llegar un estudio geopolítico del comercio internacional, que denomina “Zonas articulares del comercio mundial – Recomendaciones para Argentina”. Para poder visualizar mejor esta hipótesis de trabajo, Ziur tomó un planisferio y lo dividió en tres figuras romboidales de distinto tamaño[2], que abarcan los siguientes espacios geográficos:

1) América (con sus vértices inferior y superior en los 75º de longitud oeste);
2) Euro-áfrica (con esos mismos vértices en los 15º de longitud este; y
3) Asia-oceanía (con dichos vértices en los 115º de longitud este).

Y precisamente, en cada uno de los vértices laterales de los rombos –todos ellos a una altura de 10º de latitud norte- están ubicados los países o regiones a los que el autor llama “zonas articulares”, es decir aquellas áreas en donde están situados países o regiones que actuarían como vasos comunicantes o correas de transmisión, entre estas tres grandes superficies del planisferio.

Según su punto de vista, estas zonas nos estarían indicando los países “que importan y cuentan” –obviamente, desde el ángulo de visión argentino y su potencial comercio-, porque, sea directa o indirectamente, tienen una significación superior a la hora de elaborar una estrategia geo-económica para el país (descontando además, la imprescindible relación especial con los países limítrofes). Desde ese enfoque, por lo tanto, esas naciones “significativas” son:

1) Rombo americano, lado occidental: Chile, Perú y México;
2) Rombo americano, lado oriental: Brasil; EE.UU. y Canadá;
3) Rombo afro europeo, lado occidental: España, Noruega, Senegal y Sudáfrica;
4) Rombo afro europeo, lado oriental: Rusia, Turquía y Emiratos Arabes;
5) Rombo asia-oceánico, lado occidental: Rusia, Irán e India;
6) Rombo asia-oceánico, lado oriental: Rusia, Corea, Japón, China y Australia.

AREAS ARTICULARES PARA EL COMERCIO EXTERIOR ARGENTINO
Fuente: "El estado del mundo", 2006, Ediciones Akal, Madrid








Australia
Brasil
EE.UU.
España
Rusia
Sudáfrica







Año 2004 (Cifras redondeadas)
Población
20.000
185.000
295.000
43.000
144.000
47.000

(en miles
(en miles
(en miles
(en miles
(en miles
(en miles

de habitantes)
de habitantes)
de habitantes)
De habitantes)
de habitantes)
de habitantes)
PBI total
602.000
1.462.000
11.605.000
972.000
1.449.000
502.000

(en millones
(en millones
(en millones
(en millones
(en millones
(en millones

de dólares)
de dólares)
de dólares)
de dólares)
de dólares)
de dólares)
Crecimiento
3,2%
5,2%
4,4%
2,7%
12,1%
3,7%

Anual
anual
anual
anual
anual
Anual







PBI per cápita
29.700
8.300
39.500
23.700
10.200
10.600

(en dólares)
(en dólares)
(en dólares)
(en dólares)
(en dólares)
(en dólares)







Inversión
24,5%
19,6%
19,6%
26,6%
18,5%
16,5%

(sobre PBI)
(sobre PBI)
(sobre PBI)
(sobre PBI)
(sobre PBI)
(sobre PBI)







Importaciones
105.000
63.000
1.473.000
249.000
95.000
49.000

(en millones
(en millones
(en millones
(en millones
(en millones
(en millones

de dólares)
de dólares)
de dólares)
de dólares)
de dólares)
de dólares)
Exportaciones
87.000
97.000
811.000
185.000
184.000
49.000

(en millones
(en millones
(en millones
(en millones
(en millones
(en millones

de dólares)
de dólares)
de dólares)
de dólares)
de dólares)
de dólares)
Energía
226,4%
84,8%
154,1%
24,1%
167,4%
129,1%
(Indice de
(Consumo vs.
(Consumo vs.
(Consumo vs.
(Consumo vs.
(Consumo vs.
(Consumo vs.
cobertura)
producción)
producción)
producción)
producción)
producción)
producción)
Deuda de la
20,5%
63,8%
70,7%
48,9%
12,4%
9,0%
administración
(sobre PBI)
(sobre export.)
(sobre PBI)
(sobre PBI)
(sobre export.)
(sobre export.)
pública







Con esos 24 países –si incluimos a los limítrofes Bolivia, Paraguay y Uruguay, que no están nombrados-, deberíamos mantener según el autor, “relaciones especiales y privilegiadas”, de manera tal de poder asegurarnos un soporte geo-económico sólido, que permita, además, soportar crisis futuras o eventuales desplazamientos de la masa crítica del poder o del comercio internacional. De aquel total, Wolf Ziur considera que con 6 de ellos (marcados en negrita en la página anterior y sobre los que se aportan datos comparativos) se deberían anudar “relaciones especialísimas de intercambio y negociación”, y destaca que ellos son: Australia, Brasil, EE.UU., España, Rusia y Sudáfrica. Y, particularmente, con Rusia, país sobre el que nos brinda más abajo un mayor detalle. Veamos los fundamentos en que basa la categorización de esos países articulares:

Australia

Aunque está situado en las antípodas de Argentina, pertenece –junto a India y a los otros países del sudeste asiático- al hemisferio sur, teniendo acceso aéreo transpolar a los mismos. Debido a su ubicación, Australia conoce y tiene contactos sólidos con los distintos mercados asiáticos, lo que sin duda puede facilitar las exportaciones argentinas por su intermedio –excluyendo, naturalmente los productos competitivos- y transformarse así en la puerta de ingreso de los productos argentinos a dichos mercados.

Brasil

En 1949, la renta per cápita argentina era 400% más grande que la brasileña, aunque hoy son prácticamente iguales[3]. El principal socio del MERCOSUR tiene “mañas” proteccionistas y burocráticas muy parecidas a las argentinas, aunque con tres claras diferencias: a) un mayor tamaño de su mercado consumidor; b) un más acentuado federalismo y un mayor poder de las corporaciones empresarias; y c) un mejor perfil competitivo internacional de su industria. Wolf sostiene que si no se hace una integración en serio entre ambos países –como la practicada por España cuando ingresó a la UE-, el estancamiento argentino persistirá y, paradójicamente, su “Brasil-dependencia” será cada día mayor.

España

A su juicio, España debiera transformarse en la puerta de ingreso de las exportaciones argentinas a la UE, y aún a otros países europeos que todavía están afuera de esa unión. Más allá de desacuerdos coyunturales, la relación de Argentina con España es muy intensa (aunque no tanta como la de ella con Chile, el vecino que supo capitalizar como nadie el ejemplo español de modernización). Nos recuerda Ziur que, hace apenas 20 años, el PBI de Brasil era 3 veces el de España y hoy es de apenas, una vez y media. Los intereses españoles en Argentina son todavía muy sólidos y –si no se los daña políticamente más de lo que lo han hecho en los últimos años- pueden resultar de gran ayuda para un despegue exportador local.

Estados Unidos

Se podrá discutir si EE.UU. es o no la “locomotora” de la onda expansiva del comercio mundial que comenzara a comienzos del siglo XXI. O apoyar o disentir acerca de si una crisis interna suya perjudicará al resto de los países del orbe. Pero lo que nadie puede discutir es que ese país ha sido y seguirá siéndolo por un buen tiempo el primer actor de la economía mundial. Y sería necio o poco realista no considerarlo así. Si bien es “petróleo dependiente” del medio oriente y Venezuela, no todos saben con exactitud cuántas son las reservas de petróleo y gas –no explotadas a full por ahora- de las que dispone en su territorio, incluyendo los inmensos espacios de propiedad de la marina norteamericana[4]. Por eso, los argentinos debieran despojarse de sus sentimientos anti-yankees y buscar la manera de llegar a acuerdos cooperativos, que podrían llegar a ser altamente beneficiosos para su país y sus futuras generaciones. “Lo que es poco para ellos, seguramente, es mucho para ustedes”, sostiene Wolf Ziur.

República Sudafricana

Sudáfrica es una verdadera potencia dentro de Africa, a quienes sus vecinos acusan de “imperialismo sustituto”. No escapa por cierto, al arrastre de siglos de pobreza y al avance implacable del SIDA, que ha disminuido su expectativa de vida de 62 años en 1990, a sólo 47 años en 2004[5]. No obstante, el prestigio y el liderazgo de su ex-presidente, Nelson Mandela, unidos a la buena organización gubernamental y privada heredadas de la anterior administración “blanca”, la transforma en la puerta de entrada ideal de productos argentinos al continente africano, cuya numerosa población –aunque de muy bajo poder adquisitivo-, es consumidora de alimentos que no produce.

Rusia

Rusia es un país gigantesco que tiene unos 150 millones de habitantes y un PBI per cápita de alrededor de 10.000 dólares (la cuarta parte del de EE.UU.; la tercera parte del de Alemania, Francia, Japón o Australia; pero el triple que India y casi el doble que el de China). Tiene límites geográficos con Europa, China, Japón y, nada menos, con EE.UU. (un caso único). La mezcla de exportaciones rusas es fundamentalmente inelástica: gas, petróleo, carbón, cereales y ganado. Rusia creció un 7% anual en promedio desde su última crisis y –al igual que en Argentina- sus problemas serios son la inversión -que es inferior al 20% del PBI- y una colosal cantidad de plata negra (la que si permiten blanquear en parte -sin hacer muchas preguntas-, les puede resolver el déficit de inversión por 3 ó 4 años).

Pero además, es un gran productor de oro en cantidades poco comunes pero imprecisas. Desde siempre fue mayor productor de oro que Sudáfrica que, aproximadamente, genera alrededor de 300 toneladas al año (con producción en descenso). Por su parte, Australia, China, EE.UU., Perú y Sudáfrica producen entre 200 y 300 toneladas anuales. Repetimos, no se sabe con certeza cuántas generan los rusos. Sí e conocen las reservas internacionales de su moneda en oro: alcanzan a casi 100.000 millones de dólares.

Pero, además, Rusia dispondrá -gracias a esa producción de oro y a sus exportaciones de gas y petróleo-, de una enorme capacidad de compra para los stocks sobrantes de manufacturas europeas, chinas, indias, coreanas y japonesas que la crisis –de persistir- seguramente generará. Por otra parte, la historia mundial del oro entre 1840 y el 2000, refleja una curva con forma de “serrucho” –siempre creciente-, con ciclos de 30 años en los que se produce un nuevo punto de inflexión y un nuevo crecimiento del valor. Y los analistas auguran que en el 2008 comienza un nuevo ciclo creciente.

El oro ha jugado un papel central en la economía rusa en el siglo pasado, porque le permitió competir militarmente con los EE.UU. después de la 2da. Guerra Mundial. Rusia y Sudáfrica manejaron por años el mercado del oro y, aunque popularmente se atribuyó el derrumbe del sistema comunista soviético a la “Guerra de las Galaxias” -impulsada por Ronald Reagan-, quien realmente le dió el golpe de gracia a la economía rusa fue Richard Nixon, cuando en 1971 decidió quitar el respaldo oro al dólar: vender los 22.000 millones de dólares -de ese entonces- que estaban guardados en Fort Knox; y –con su mentor Kissinger- establecer relaciones económicas con China. Por ese entonces, la onza troy se desplomó desde más de U$S 800 que valía, a poco más de U$S 200, y Rusia se descapitalizó de liquidez en muy poco tiempo, lo que la llevó a una situación crítica. Hoy la onza está a menos de U$S 700, pero la crisis que comenzó hace unos meses y que se agudizó durante agosto, es posible que la lleve a 800, 900 ó 1.000 dólares, si no más, si ella persiste.

Si este pronóstico se cumple, Rusia tendrá un potencial de capital tal que le permitirá crecer tanto en inversiones como en consumo, sin tener al mismo tiempo grandes caídas en sus exportaciones actuales. En el presente (datos del 2004), importa bienes –anualmente- por alrededor de 100.000 millones de dólares y exporta algo menos de 200.000 millones (igual al valor de toda su deuda externa), generando un colosal superávit que si bien la perjudica en materia de inflación de precios, le permite acumular reservas más que significativas (ver cuadro anterior).

Aunque –cabe advertirlo- hay otro problema que condiciona a la economía rusa: su alto nivel de corrupción, un factor que perjudica las inversiones y no genera confianza suficiente como para afianzar alianzas comerciales sustentables. Vaya como ejemplo lo que sucede con la compañía British Petroleum, el gigante petrolero inglés –mayoritariamente propiedad del Almirantazgo británico[6]- que sólo en dos países del mundo opera con socios locales: Rusia y Argentina. Está todo dicho.

Conclusión

Agradecemos a Wolf Ziur su desinteresada propuesta que, deseamos fervientemente, fuera recogida por algunos dirigentes con conocimientos y poder de decisión. Aunque más no fuere, como una hipótesis de trabajo o como un ejercicio práctico para generar políticas alternativas. Pero algo habrá que hacer, para tratar de salir des este remolino económico en el que alternativamente estamos flotando o hundiéndonos, desde 1950.

Lamentablemente, nuestro irascible y poco comedido Presidente, dejó pasar la enorme oportunidad de hacer buenos negocios con Rusia al someter a Putin a un improvisado, innecesario y humillante desplante. Tampoco ha sido acertada nuestra relación con EE.UU., España, y es casi inexistente con Australia y Sudáfrica. Sí sostenemos, con permanentes malos entendidos, una alianza llena de incertidumbres con Brasil. Nosotros creemos que valdría la pena intentar un cambio profundo.

Agosto de 2007
[1] Se dice que la demanda de un producto es elástica cuando una variación en el precio, afecta significativamente aquélla y, viceversa, es inelástica cuando la demanda se mantiene prácticamente constante (por ejemplo, la demanda de sal).
[2] Los tres rombos tienen similar valor en su diagonal mayor -es decir, la altura-, aunque cuentan con diferente valor en la diagonal menor -o sea, el ancho-.
[3] “Kirchner favorece un mundo ilusorio”, reportaje a Eduardo Viola, Dr. en Ciencia Política argentino radicado en Brasil, en Diario Perfil, 12-08-2007, suplemento El Observador, pg.12.
[4] “La crisis mundial de la energía”, por Michel Grenon, Alianza Editorial, Madrid, 1974, pg.101.
[5] "El estado del mundo", 2006, Ediciones Akal, Madrid, pg.181.
[6] “La crisis mundial de la energía”, por Michel Grenon, Alianza Editorial, Madrid, 1974.

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Perspectivas Microeconómicas Nº 98, agosto 2007

Retrato de la 1ª Dama: un verdadero bluff político,
y nuestra opinión electoral para octubre.

Tiene derecho a ser candidata. Los
electores tenemos el de conocerla.
Lo malo es que la conocemos poco,
porque poco aparece en los medios,
salvo cuando está “producida”,
fotográfica y dicursivamente.
Por eso, intentamos componer
un retrato que ayude a nuestros
lectores a decidir en la próxima
elección presidencial de octubre.

1. Introducción.

Un investigador de culturas, Merrit Ruhlen, ha llegado a aventurar que la primera palabra humana sonó hace más de 100.000 años y fue la palabra “tik”, que quiere decir “dedo”[1]. Mil siglos después, en un país económicamente siempre “en vías de desarrollo” pero políticamente muy primitivo –la Argentina-, su Presidente designa “a dedo”, como candidata a sucederlo en su puesto, a su mujer. Un par de años antes, también con cultura “tik”, la había impuesto como candidata a senadora en representación de la provincia de su nacimiento, cambiando la banca senatorial que ejercía hasta entonces en representación de su provincia de adopción. Estos hechos, que la mayor parte de la ciudadanía parece aceptar con sumisión y sin vergüenza –lo que nos parece un ejemplo bochornoso y nos transforma en el hazmerreír hasta de los latinoamericanos-, es propio de “Costa Pobre”, esa mítica creación del fallecido cómico Alberto Olmedo.

Los griegos llamaban eustochia a la destreza de conjeturar correctamente, o sea, la habilidad o aptitud para construir hipótesis acertadas[2]. Nos permitimos aplicar lo que -limitadamente- creemos cierta destreza, para tratar de elaborar el “retrato” de la candidata seleccionada por nuestro primer mandatario –en rigor, nuestro primer mandante o “mandón”- para sucederle en su empleo. Veamos.

1. Al igual que su marido, es reacia al diálogo. Es un rasgo típico de quienes buscan imponer sus puntos de vista en lugar de convencer con ellos. Por eso, no soportan conferencias de prensa, se irritan ante los juicios contradictorios y no toleran reuniones grupales controvertidas. Vale transcribir un excelente párrafo de “Unidad o enfrentamiento”, de Federico Pinedo: “El diálogo sirve para entenderse, pero para poder dialogar es necesario estar dispuesto a entender, a tender puentes entre lo propio y lo ajeno, a poner el espíritu en actitud de aceptar que el otro puede tener razón. Esa es la esencia de la tolerancia. ... Cuando uno quiere ganar, entonces no quiere entender. Son cosas distintas. En un caso uno oye. En el otro uno intenta hacer callar”[3].

2. Tampoco, como su marido, siente vergüenza de su demagogia y de su “populismo” que, como dice Aguinis, “siempre crea un enemigo externo, uno interno y otro anterior”[4]. El político populista aplica permanentemente una lógica oportunista que desprecia a los gobernados y se basa en la creencia de que la mayor parte de la ciudadanía “no entiende” y tiene “poca memoria”. Es la misma lógica que la del “estafador”, que subestima a sus víctimas y hasta suele gozar con su “sometimiento”. La conducta esencial del Presidente –y creemos que a su señora no le incomodó durante los pasados cuatro años- es, como la de todos los populistas -de izquierda o de derecha-, una mezcla de: aplicar astucia con sus adversarios + traición con sus laderos + obtención de servilismo por parte de sus amigos. Por eso, lo han ido abandonando o aumentando sus críticas personajes que se constituyeron en sus apoyos iniciales más lúcidos (Torcuato Di Tella, José Pablo Feinman, Pacho y Guillermo O´Donnell, entre otros).

3. Dicen que ella, la señora de Kirchner, en algún momento expresó: “Jauretche, me abrió la cabeza”. Claro, demuestra 50 años de atraso. Porque se trató de un nacionalismo auténtico pero claramente ineficaz. Ideológicamente, le dio sustrato teórico –a nuestro juicio equivocado- a un sistema económico que nos empujó a la decadencia y al retroceso. Decimos, además, que resultó ineficaz porque nos llevó en un tobogán hasta 1992, y tal como claramente explicara el periodista de izquierda, Fernando Iglesias: “El “imperialismo” –nacionalismo de los países avanzados-, no puede ser combatido eficazmente con el “tercermundismo” –nacionalismo de los pobres-, sino con cosmopolitismo y globalización”[5].

4. “En la era de la globalización, un verdadero pensamiento democrático y progresista, no puede ser sino antinacionalista y mundialista”, afirma Iglesias[6]. Lo que no se compatibiliza con la tendencia pro-chavista del Presidente y con el deslumbramiento de su mujer, quien -por lo menos hasta hace un tiempo- sostenía entre sus íntimos: ¡Es Perón! ¡Es igual a Perón! Ambos –el matrimonio-, están fuera de época, porque hoy las empresas multinacionales han meta-nacionalizado la economía mundial y han desacomodado a los localismos territoriales, salvo en lo que se refiere a la tradición y la historia de los ancestros (valga un ejemplo sencillo: los productos con patente norteamericana, que son diseñados en Japón y manufacturados en China, ¿a qué “nación” pertenecen?).

5. Refiriéndose a esta simpatía por el ex-Coronel Chávez –que en verdad suena más a interesada que a sincera-, conviene recordar que el argumento utilizado por el matrimonio Kirchner –la “autodeterminación de los pueblos”-, ha sido siempre una cortina de humo para convalidar moralmente y dar respaldo a regímenes inmorales, que no respetan ni la vida ni los bienes de sus adversarios políticos. La “absolutización del principio nacionalista de la autodeterminación de los pueblos ... es (una) fuente inagotable de autoritarismo y opresión de las minorías”, dice nuestro ya citado Fernando Iglesias[7]. Por eso, creemos que esta supuesta tolerancia de la 1ª dama a la dictadura de Chávez, es una típica tolerancia suicida, porque tolera a la intolerancia[8].

6. Lo más curioso de esta posición progresista, es que está detenida en el tiempo. Hasta un insospechado intelectual de centro izquierda como Pacho O´Donnell lo destaca al preguntarse: ¿Es la centro izquierda inevitablemente ineficaz? Y responde: “Esa sombra parece estar expandiéndose sobre los partidos de ese signo a nivel mundial”, y agrega: “acaba de perder elecciones en Bélgica, en España, en Suecia”. Para continuar su artículo subrayando la parte sustancial del discurso de asunción del premier Sarkozy, en Francia, y terminar con dos frases impactantes: “Nos hicieron creer que la víctima cuenta menos que el delincuente”, y parecería que “Hacer es lo mismo que proponer, y gobernar es lo mismo que anunciar”[9].


2. Sus posibles colaboradores

Veamos algunos comentarios acerca de quienes serían sus pocos colaboradores hasta hoy conocidos:
a. Ante todo, su marido, el “estratega” del “pingüinismo femenino”. El, es un verdadero bluff político que nos hace a acordar al film “Héroe por accidente”, porque llegó nada menos que a Presidente con el “padrinazgo” –confesión de la señora de Kirchner- de otro supuesto “estratega” ajedrecista, Eduardo Duhalde, “el manejador de tiempos”. Kirchner –gracias al acuerdo inicial con el Grupo Clarín y con buena parte del periodismo, sobre todo el llamado “progresista”-, impresionó a buena parte de la opinión pública como un líder fuerte y corajudo, similar a Alfonsín en su momento. Pero, poco a poco, muchos ciudadanos descubrieron que aquél era un dirigente que nos “corría con la parada”, tipo “agarrenme, que lo mato”. Y Kirchner, como él, también “se la creyó”.

El primer síntoma que hizo sospechar de la endeblez del actual Presidente como gobernante, fue la elección de su equipo de gobierno: unos pocos personajes grises pero de confianza, junto a algunos trasvasados obsecuentes, a uno que otro pavo real o figurón, y a varios resentidos sociales prontos para la sumisión. Desde luego, nadie que le pueda hacer sombra política ni intelectual. Es cierto que muchas veces, en la historia de los países o de la empresas, surgieron líderes que fueron exitosos, pese a sus significativos complejos de inferioridad y a su temor a la competencia. Y este sería uno de esos casos. Pero, en general, sus reinados supieron tener final abrupto y violento, porque no son individualistas por opción sino individualistas mesiánicos, y tienen un secreto temor a enfrentar adversarios de fuste aplicando un creciente autoritarismo.

Dice José Antonio Marina, “En las culturas muy individualistas los sujetos experimentan más emociones centradas en el ego: ira, orgullo o satisfacción por los logros. En las comunidades con sujetos más interdependientes ellos dirigen sus emociones hacia los otros: empatía y respeto”[10], en un párrafo que le cuadra al personaje presidente. Por eso, mantiene esa crispación permanente, junto a la iracundia a flor de labios y a una constante posición de víctima, jamás culpable de nada (y que, también como Alfonsín, se morirá pensando que “no lo dejaron hacer los cambios”).

Ahora bien, ¿por qué pensar que la señora de Kirchner sí puede hacer esos cambios? ¿por qué no pensar que se trata de otro bluff político; pura apariencia y poca sustancia? Nosotros creemos que, lamentablemente para la ciudadanía, también lo es. Sin duda que es mucho mejor actriz que él actor y, tal vez, menos solapada, más sincera o, creemos, algo menos macaneadora. Por ello, sólo podrá impresionar bien por menos tiempo de lo que pudo impresionar él. Quizás, hasta que su próximo doble discurso -como el que ejercitó con referencia al Consejo de la Magistratura, pasando de adalid a sepulturera de esa institución- quede al descubierto. Por eso nos parece que, si ganase en octubre próximo, la sociedad tendría –antes del 2009- una nueva desilusión colectiva en algo más de seis décadas. Además, esa búsqueda de impacto “aparentista” sólo puede deslumbrar durante el período de lanzamiento, porque luego habrá que enfrentar la realidad. Ambos cónyuges parecen no tener categoría para percibirla, pues parecen confundir “gestión con gesto”, por lo que “gesticulan pero no ejecutan” (Lavagna dixit).

Creemos que Néstor Kirchner se ha equivocado estratégicamente –salvo que la gravedad de su salud fuese mucho mayor a la que suponemos- y que este despreciativo “dedazo” le hace correr un doble riesgo: por un lado, el de no lograr un triunfo en la primera vuelta y, por lo tanto, estar expuesta su señora a un ballotage siempre incierto; y por el otro, a que ella enfrente un deterioro de la situación económica tal que no le dejase indemne a él para pretender volver en el 2011. En esta decisión parece haber actuado más su omnipotencia que su sagacidad.

b. Ahora bien, ¿quién es la primera espada “cristinista”? Pues nada menos que Alberto Fernández, el Jefe de Gabinete del actual Presidente. Un hombre éste, para quien cualquier medio utilizable para conquistar el poder es legítimo –aún los que tienen categoría de bajezas-, sobre todo, si con ellas destruye moralmente al oponente. Porque para él, vale la consigna de que “el mejor enemigo es el que está muerto” (metafóricamente hablando, claro). ¡Total, siempre hay tiempo de desdecirse! Pasó con Olivera en las elecciones de 2005 y, recientemente, con Mauricio Macri. En Perspectivas Microeconómicas no nos gusta utilizar argumentos ad hominem pero, ante la encriptación comunicacional de Cristina Fernández de Kirchner, no nos queda otro recurso que ahondar en sus principales colaboradores conocidos.

Alberto Fernández es una persona que no vacilaría en poner todo el servicio de espionaje estatal, a investigar debilidades humanas, incongruencias, fallas, contradicciones y hasta las costumbres sexuales de sus adversarios. Como todo personaje menor, carente de luz propia, necesita opacar a los demás para poder creer así, que ello le otorgará algo de luz a su pequeña figura, siempre pronta a las campañas arteras. Pero, como decían nuestras abuelas: “el que hurga en la roña, es un roñoso; el que revuelve la inmundicia, es un inmundo; y el que se revuelca en la miseria, es un miserable”. Si así procede su principal operador, ¿de qué cambio político nos puede hablar la señora de Kirchner?

c. En cuanto a sus futuros colaboradores en materia económica, Felisa Miceli -“la mujer de la bolsa”- no cuenta más, y también debiera descartarse a Romina Piccolotti en Medio Ambiente, por nepotismo ecológico. Por otro lado, los nombres de economistas que andan rondando (Blejer, Nofal, o Redrado, que no son todos de similar nivel pero que gozan de parecido respeto entre sus colegas), junto a la anunciada partida de De Vido y de Moreno, pueden aflojar en parte la crispación generalizada existente entre empresarios e inversores, aunque se dude de la calidad de su gestión debido a los frágiles escenarios que le deja su marido en materia de inflación y gasto público. Y el oscuro –aunque limpio desempeño- de Graciela Ocaña en el PAMI, no la torna en un personaje políticamente seductor. No obstante, el nefasto “albertismo” considera a la mujer del Presidente, una pieza insustituible para el enfrentamiento con Elisa Carrió.

d. Finalmente, salvo el actual Canciller Taiana –de tan gris actuación en el conflicto con las papeleras de Uruguay-, no se conocen hasta ahora otros nombres. Porque todo se hace depender de los distintos apoyos políticos que habrá de ir consiguiendo la candidata y, además, porque continuará con el esquema y el estilo de su marido: todo es coyuntura, no hay planes ni estrategias para el futuro, tan sólo reacciones improvisadas, voluntaristas o autoritarias. “Sólo podemos ver lo invisible, si se lo está buscando”, decía Sherlock Homes, y este “modelo” del matrimonio no busca nada, excepto quedarse en el poder, y olvidando aquello de que aún el más arriesgado explorador lleva un mapa o un croquis en su equipaje[11].

Conclusiones

1. Pensamos que, contra lo que afirmaba el Presidente hasta hace un año, el oficialismo ya no gana hasta con el Ratón Mickey de candidato. La inflación está descontrolándose por incrementos reales de costos y por la excesiva emisión destinada a sostener un dólar que tiende a bajar, aquí y en todo el mundo (el circulante que, en 1999 o 2001 era de poco más del 5% del PBI, ahora es del 7,8% y desde el 2004, no baja del 7%[12]). En contrapartida, el superávit fiscal tiende a decrecer y a evaporarse (en 2006, 2,7%). Y, por otro lado, recordemos que “Una recesión económica se produce cuando los niveles de producción y consumo alcanzados no pueden mantenerse. El derrumbamiento económico sucede cuando una recesión coincide con un excesivo nivel de endeudamiento”[13] (aunque es cierto que la recesión –de tener lugar- difícilmente sucedería antes de las elecciones).

2. Creemos que Néstor Kirchner cometió un grueso error al designar a su señora de candidata, lo que le puede significar una victoria a “lo Pirro”, o hasta una derrota. Ella tiene menores condiciones todavía que él, mucho menos experiencia de negociación política y carece de antecedentes en la función ejecutiva. Para el votante -aún el simpatizante del oficialismo- ello entraña un riesgo. Y todavía, no estamos totalmente convencidos de que no se de marcha atrás con su candidatura –alguna enfermedad oportuna mediante- y termine siendo, en definitiva, su marido el candidato.

3. Esta suerte de derechización –al menos aparente- del gobierno, deja un campo liberado para un candidato de izquierda. Originalmente, este gobierno comenzó con una visión tercermundista, laica, anti-fuerzas armadas, declarativamente nacionalista y con alta intervención estatal en la economía. Es casi imposible que su gobierno se aparte de ese matiz de izquierda, pero ello no será admitido públicamente y así el espacio podría quedar baldío y fértil para un postulante de centro izquierda.

Claro que, ni Sobisch, ni López Murphy, ni Puerta, pueden ocuparlo con credibilidad en esa postura, tal como dijimos en el resumen del análisis realizado para el desayuno del 18 de julio pasado. Quedan solamente Lavagna y Carrió: uno, con experiencia exitosa pero sin ningún carisma, y otra, con mucha llegada al votante pero sin gestión alguna como antecedente. Pensamos que, si hubiera ballotage –hipótesis posible-, alguno de ellos dos estaría entre los contendientes con Cristina Kirchner. Y nos parece que Carrió tiene más chances y mejor crédito que el ex ministro, que –es bueno recordarlo- acompañó a Kirchner por tres años.

4. En un país en que la situación económica es tan fluida y en el que los sucesos políticos son más volátiles que en otras sociedades, todavía podrían aparecer algunas sorpresas de aquí a octubre. No es imposible que la desesperación pueda llevar al Presidente a tomar medidas aventuradas: desde un rompimiento con el Reino Unido por la cuestión Malvinas, hasta decretar el Estado de Sitio por las protestas políticas que surgirán; desde reemplazarla a ella como candidata, hasta intervenir alguna provincia o la misma ciudad autónoma. Es que cuando más alto se ha volado en la fantasía, tanto más desestabiliza el tener que enfrentar los acontecimientos. Y ese baño de realismo que, en algún momento, los Kirchner deberán darse, suele producir un desacomodamiento que puede llevar a acciones temerarias, con gran poder de daño, y de las que pueda resultar muy difícil volver atrásð.
Agosto de 2007.
[1] “Indo-European and the Indo-Europeans: A Reconstructor and Historical Tipological Análisis of a PROTOLANGUAGUE and PROTO-CULTURA”, por I. Gamfrelidze, Universidad Estatal de Tbilise, Georgia, 1984. Citado en “Elogio y refutación del ingenio”, por José Antonio Marina, Editorial Anagrama, Barcelona, 1992, pg.15.
[2] “Teoría de la inteligencia creadora”, por José Antonio Marina, Editorial Anagrama, Barcelona, 1992, pg.139.
[3] “Unidad o enfrentamiento”, por Federico Pinedo, Librería Editorial Histórica, 2006, Buenos Aires, pg.19.
[4] “El hipnótico modelo populista”, por Marcos Aguinis, en La nación, 15-06-2007, pg.25.
[5] “Globalizar la democracia”, por Fernando A. Iglesias, Manantial, Buenos Aires, 2006, pg.143.
[6] “Globalizar la democracia”, por Fernando A. Iglesias, Manantial, Buenos Aires, 2006, pg.26.
[7] “Globalizar la democracia”, por Fernando A. Iglesias, Manantial, Buenos Aires, 2006, pg.134.
[8] “100 Ideas”, por Mario Bunge, Editorial Sudamericana, Buenso Aires, 2005, pg.211.
[9] “Centroizquierda e ineficiencia”, por Pacho O´Donnell, Diario Perfil, 08-07-2007, pg.14.
[10] “El laberinto sentimental”, por José Antonio Marina, Compactos Anagrama, Barcelona, 2002, pg.138.
[11] “Teoría de la inteligencia creadora”, por José Antonio Marina, Editorial Anagrama, Barcelona, 1992, pg.15.
[12] “Economía para todos”, por Roberto Cachanovsky, 17-03-2007.
[13] “La economía que viene”, por Paul Hawken, Alianza Editorial, Madrid, 1983, pg.101.

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Thursday, July 05, 2007

La teoría de los “2 modelos de país”:
qué nos conviene más, o a quienes.

El presente análisis –cabe aclararlo- no se basa
sobre una posición contraria a las actividades
de la industria, sino que tiende a encuadrarlas
dentro de las idénticas reglas que gobiernan las
prácticas de sectores comerciales y de servicios,
que tan menoscabadas están, tanto por políticos
progresistas como por industriales nacionalistas.

1. Introducción.

La palabra modelo tiene varios significados, uno de ellos es “persona o cosa digna de ser imitada”, al que parece referirse Cristina F. de Kichner cuando habla de “dos modelos de país”. En la socio-economía argentina, se han instalado dos posiciones antagónicas: una, la que suele denominarse “productivista” o también “neo-desarrollista” –defendida por una parte considerable de dirigentes industriales proteccionistas o por los políticos partidarios del nacionalismo económico, y apoyada por una buena parte de la población y por el sector que, en lenguaje marxista, se llama “burguesía nacional”-; y otra, minoritaria por ahora, enrolada dentro de la economía de mercado o del -mal llamado, a nuestro juicio- “neoliberalismo”.

A lo largo del siglo XX se aplicaron en Argentina ambas políticas, con mayor o menor grado de ortodoxia, según el contexto en cada momento. En la primera mitad del siglo, el pensamiento liberal impulsó medidas proclives a la libertad de comercio, mientras que en la segunda, primó la intervención estatal de la economía, excediendo las tareas propias de la administración de gobierno. El resultado objetivo –basta medir la serie de evolución del PBI en la centuria- es que cuando primó la libertad de mercado, nos transformó en un país crecientemente desarrollado –pese a tener que convivir con dos devastadoras guerras mundiales- y, en cambio, cuando lo hizo el intervencionismo gubernamental, nos condujo al estancamiento, cuando no a la decadencia y -un caso casi único en el mundo- al retroceso.

Pero esta decadencia por descapitalización, se alcanzó no porque se hubiera logrado una “redistribución más justa de la riqueza” –como le gusta aducir a la izquierda populista- sino por el colosal aumento sin sentido del gasto público, el que, precisamente, se incrementó por lustros con el argumento de que era la forma de mejorar las condiciones de los sectores más pobres y el camino para transformarnos en lo que ingenuamente se llamó la “Argentina potencia”. Lo cierto, es que la concentración de la riqueza resultó cada vez más intensa y, también, mayor fue la distancia entre el vértice y la base de la pirámide socio-económica. Por eso, los comentarios siguientes buscan ayudar a clarificar el debate, haciendo ostensible que lo que puede ser bueno para algunos sectores en un determinado presente, puede resultar muy, pero muy, negativo para la mayoría de la población en la generación siguiente.

2. Capitalismo, industria y nacionalismo

En 1880, Franz Mehring y Federico Engels –el coautor junto a Carlos Marx del Manifiesto Comunista-, instalan la palabra “capitalismo” para designar a la política aplicada por los “dueños del capital”[1], es decir, los empresarios propietarios de los medios de producción industrial. Esos autores se referían principalmente al llamado capital “móvil” o financiero, cuya casi totalidad en ese entonces, estaba en manos de prestamistas judíos. Veamos el por qué de ello. Tanto el Talmud como la Biblia prohibían el llamado préstamo a interés, pero los dirigentes religiosos de ese origen interpretaron que el texto permitía el cobro de intereses siempre y cuando el prestatario no fuese judío. Es decir, que la prohibición de cobrar intereses no se basaba en una cuestión esencialmente moral, sino en razón de la solidaridad con su propio pueblo[2]. Esta fue una de las causas de la existencia de ese cuasi monopolio judío en la oferta de préstamos; la otra fue que, muchas veces, un soberano sólo admitía la radicación de comunidades judías en su seno, pero sujeta a condición inexcusable de operar como prestamistas.

Se fue desarrollando así –en una globalización incipiente que se expandió junto con la navegación marítima- el fenómeno “capitalista”, cuya divulgación mundial se hizo posible gracias al espíritu nómada característico del pueblo judío -y a su red comercial en distintos reinos-, que también creó o adoptó recursos e instituciones que hasta el día de hoy se utilizan en el comercio internacional (la moneda, el cheque, la letra de cambio, el arbitraje, la hipoteca, la prenda, la venta a plazos, etc.)[3]. Claro que –como sabemos-, el servicio de prestamista suele resultar comunitariamente antipático, no tanto a la hora de recibir un préstamo, sino a la de reintegrarlo. Y entonces comenzó a considerarse a los préstamos en particular y a los servicios en general, como actividades social y económicamente “parasitarias”. Aparte de esas consideraciones religiosas, mucho tuvo que ver en esta desvalorización de los servicios, la tremenda consideración que Marx le otorgaba al trabajo manual, ya que según él era lo único que le otorgaba valor a las cosas.

Los industriales –prácticamente, en todo el mundo- no permanecieron ajenos a esta antipatía, sobre todo cuando por alguna crisis económica veían reducirse sus ventas y caía su nivel de producción, lo que les impedía devolver los préstamos solicitados en tiempo y forma. A ello, se unió la enorme capacidad de los industriales para contratar masivamente personal, que hizo de las grandes industrias, el factor ocupacional por antonomasia -en la que Alvin Toffler llamó, la “segunda ola”- y le brindó un enorme poder político y mediático al sector. Recordemos que la primera gran empresa, según, Peter Drucker, nació hace apenas un siglo y medio, casi al mismo tiempo en que Carlos Marx incursionaba en la economía política. Así, surgió un verdadero mito económico, que confundió ocupación de mano de obra con desarrollo a largo plazo. Como tantas veces en economía, se confundió correlación –interdependencia entre dos conjuntos de números, tal que cuando varía las cantidades de uno, también varían las del otro- con causalidad –que es relación existente entre causa y efecto-. Y, fue por esa confusión que, Alfred Sloan, el legendario presidente de la General Motors, pudo llegar a decir: “lo que es bueno para la General Motors, es bueno para los Estados Unidos”, mezclando la concurrencia intereses sectoriales con los intereses nacionales y atribuyéndole causalidad a aquellos.

Ese país del norte fue el primer verdadero “mercado común”, dada su enorme extensión, y por ello estuvo en condiciones de liderar el “modelo industrialista”, con sectores protegidos arancelariamente y mercados cerrados. Pero eran otros circunstancias. La hambruna europea y asiática que hizo migrar grandes masas poblacionales –en Ford las órdenes a los obreros, se tenían que transmitir en 50 idiomas-, la industria de guerra y las persecuciones políticas y religiosas. Los partidarios del modelo adujeron que mientras éstas industrias fueren jóvenes es necesario protegerlas, pero resulta que a la industria siderúrgica norteamericana la protegieron –según Milton Friedman- durante 200 años y, como parece que sigue siendo joven, la siguen protegiendo.

Y ese mismo modelo industrialista hizo escuela en países que se sirvieron de similares mecanismos de industrialización y manufactura, aunque aplicándolos en contextos, épocas y mercados diferentes. Muchos políticos de aquél país y de otros, “compraron” ese modelo y en algunos de ellos –como en el nuestro- se constituyó en una suerte de bandera sinónimo de soberanía. Y así, surgió el “modelo” del 2002, creado por Techint e implementado por Remes Lesnicof, Ignacio de Mendiguren –que le vendió su empresa “Coniglio” a una firma extranjera- y Roberto Lavagna, un hombre cercano a la familia Rocca.

3. El modelo “productivo”: la estrategia proteccionista de desarrollo

Aclaremos ante todo, que los industriales que apoyan este modelo “proteccionista” parten del supuesto –falso a nuestro juicio- de que la única riqueza verdadera es la que proviene del trabajo (ya no manual, como decía Marx) industrial –descartan así al sector agropecuario y a sus industrias derivadas, porque eso “es actividad primaria que sólo produce materias primas en beneficio de los países centrales, y les fue dado por la naturaleza”- y agregan un argumento no menor, que “es conveniente que dicha actividad industrial tenga lugar dentro del territorio nacional”, aunque muchos de ellos giren capitales a paraísos fiscales, oasis inmobiliarios o abran subsidiarias afuera. Complementariamente, esos seguidores del mito, suponen que el trabajo intelectual es incapaz de producir valor económico. Resumiendo, se trata de un industrialismo de tipo nacionalista y orientado al mercado interno, que discrimina entre “empresariado nacional” y multinacionales extranjeras, siempre cobijándose bajo el eslogan que acuñara el economista Aldo Ferrer, en su fracasada gestión de 1971-72: “Vivir con lo nuestro”[4].

Al decir de Fernando Iglesias, esta ideología neo-desarrollista o productivista, parte de tres supuestos falsos: 1) el industrial es el sector más dinámico de la economía; 2) los servicios –especialmente los financieros- son parasitarios; y 3) la distinción entre actividades agropecuarias, industriales y de servicios, constituye aún un valor absoluto. “El valor agregado hoy –afirma Iglesias-, es la inteligencia agregada”. Y pone un ejemplo harto ilustrativo: “Una Ferrari pesa lo mismo que un Fiat y es producida por la misma empresa, pero vale noventa veces más”[5], por la inteligencia y tecnología aplicadas.

La 1ª barrera proteccionista: el tipo de cambio, devaluación artificial del peso.

Todo bien tangible importado, sufre un costo adicional al de producirlo: el seguro y el flete –cuya incidencia varía según su tamaño, su peso, su fragilidad o su potencial de obsolescencia-, lo que constituye una protección “natural” para sus similares producidos localmente. A ello, se agregan los aranceles e impuestos. En Argentina, por ejemplo, los bienes importados tributan: una mayor tasa de IVA que los productos locales (31,5% en lugar de 21,5%), el derecho llamado –un poco cínicamente- de “estadística” (3%), y los aranceles aduaneros (que llegan hasta el 35% para productos importados desde fuera del Mercosur).

Pero nuestro lobby industrialista, se las ha arreglado para convencer a la mayoría de nuestros políticos –muchos porque, de esa manera, se aseguran financiación para sus campañas para mantenerse en el poder- que mantener un dólar sobre valuado ayudará a transformar en competitiva a la industria local sustitutiva de importaciones –es decir, casi todos los rubros manufactureros, desde alfileres hasta submarinos-, “tal como hacen los chinos”. Una versión local de “lo que es bueno para nosotros, es bueno para el país”.

Como si eso fuera poco, nuestras autoridades han aplicado un sistema de retenciones impositivas a los ingresos provenientes de la exportación de los productos agropecuarios –los pecuarios fueron directamente prohibidos, para que el índice de precios no aumente, y dicen en el gobierno: “total, los del campo son cientos de miles pero divididos en cuatro entidades, algunas de las cuales son deudoras del fisco y, por lo tanto, fácilmente presionables”-, con el rimbombante argumento de la “redistribución social de la riqueza” pero con la idea solapada de garantizar los ingresos fiscales y asegurar un sistema de subsidios hacia actividades ideológicamente amigas (y verdaderamente se trata de ideología, tal como se puede verificar con las declaraciones del funcionario de comercio exterior, Chiaradía, sobre la Ronda de Doha).

Además, los “productivistas” agregan un argumento harto sensible: “somos el único factor dinámico que genera puestos de trabajo”. Pero se trata de una falacia: ante todo ni es el único y ni es tan dinámico, como lo demuestra Fernando Iglesias y otros analistas. Y, en segundo lugar, su contribución productiva es muy costosa para toda la población que paga sus consumos más caros, para beneficio exclusivo de dicho sector industrial, de su cada vez menor población empleada y de sus proveedores. Porque lo cierto es que, cualquier empresario –y los industriales no son ángeles- fija el precio de sus productos con el máximo beneficio posible que no lo descoloque frente a un competidor y, si éste es un importador que sufre barreras legales, ese máximo beneficio que les permite éstas, es aprovechado en su totalidad, más allá de los discursos industrialistas henchidos de “patriotismo y de solidaridad con los que menos tienen”. Por eso, no han cumplido con el mantenimiento de los precios acordados con el Ministro de Planificación y la suba de precios –de la indumentaria, por ejemplo- sigue campante.

Pero, además de reducir el poder adquisitivo de quienes son retribuidos en pesos, la sobre valorización del dólar por encima del valor que marcaría la relación importaciones-exportaciones-deuda, pone en contradicción a los teóricos del modelo “productivista”: se genera una ola de “desnacionalizaciones” de las empresas de capital local. También se acusó de ello a la política económica de Onganía-Krieger Vasena, con un plan muy parecido al del “productivismo”, pero con menores precios agropecuarios internacionales y tres cosechas climáticamente malas. A nosotros, en Perspectivas Microeconómicas, poco nos conmueve “el nacionalismo a la violeta” (Perón dixit). ¡Ojalá tuviéramos la inversión extranjera directa que tuvo China en los últimos 10 años! Creemos que el capital –sujeto a regulaciones legales y éticas- no tiene nada que ver con el sentimiento nacional.

Pero lo cierto, es que se trata de una contradicción del Presidente con relación a la pretendida formación de una “burguesía nacional” –eufemismo por burguesía amiguista- y hasta del Secretario de Cultura de la Nación, quien se manifestó preocupado porque dos terceras partes de las 200 empresas más grandes de la Argentina son extranjeras.

Los 3 generadores de la inflación de precios

a) Devaluar el peso o encarecer el dólar –es muy parecido, pero no igual-, tiene efectos colaterales: perjudica a los asalariados, a los jubilados y a las personas con ingresos fijos (en pesos), a la par que distorsiona el costo de los insumos importados para todos los sectores de la actividad económica, lo que redunda en aumentos de costos de esos productos[6]. Luego, el numeroso segmento de los perjudicados pugna por reestablecer su poder adquisitivo anterior y los sectores productores incrementan sus precios, buscando también conservar sus mismos márgenes de beneficio, a pesar de esos mayores costos. El final de la historia es un incremento más o menos generalizado de precios por lo que se llama inflación de costos, como la que estamos viviendo.

b) Cuando luego de un período recesivo, se emite dinero para poner en marcha la actividad económica dormida, ello se traduce en un incremento veloz de la demanda de bienes. Sin embargo, no se incrementan en forma inmediata los precios por dos razones: 1) la existencia de una gran capacidad ociosa, no solamente industrial –como es bastante claro- sino también comercial; 2) la recesión sufrida en 2002 creó expectativas pesimistas, que lleva a los empresarios a actuar con más cautela que de ordinario. Sobre todo, los lleva a demorar las decisiones de invertir para ampliar la capacidad de producción o su capacidad de financiación -en cantidad y tiempo-, lo que finalmente concluye en un cuello de botella en algunos sectores, que aprovechan entonces para incrementar sus precios como forma de racionamiento forzoso. Surge así lo que se llama inflación de demanda por insuficiencia de oferta, como la que estamos viviendo.

c) Cuando estas dos variables generadoras de inflación se combinan y aparece un factor precipitante, local o externo (por ejemplo, una disparada del precio del petróleo, una catástrofe natural, una crisis externa o cierta incertidumbre política), aparece el tercer generador de inflación: la inflación de expectativas, como la que estamos viviendo. Más que de la economía, este último aspecto forma parte de la psicología social. ¿Qué ocurre? Si soy productor de bienes, redondeo los costos para arriba; si soy comerciante, subo los precios por las dudas; si soy consumidor, me precipito a comprar –sobre todo en cuotas- y contribuyo a acelerar aún más la demanda, antes de que el precio suba más.

Una trampa forrada de piel: cómo salimos del atolladero

Como las autoridades, durante la aparición de los dos primeros factores generadores de inflación, siguieron emitiendo dinero para poder mantener el dólar alto –aunque mantengan el superávit fiscal y –aparentemente- en orden las reservas internacionales que cubran al circulante-, cuando quieren enfriar o desalentar la suba de precios se encuentran ante una trampa: o frenan la demanda –el segundo generador- mediante un shock que descomprima de las expectativas –el tercer factor-, o bien, buscan actuar sobre las dos causas reales e iniciales de los aumentos, que son las subas más o menos generales de costos –que han aumentado por varias causas: proteccionismo arancelario, dólar sobrevaluado o demandas salariales concedidas- y sobre la concomitante emisión monetaria, necesaria para posibilitar esa sobre reevaluación de los costos.

O sea, o el gobierno ajusta por recesión de demanda y menor empleo, o lo hace por apertura importadora y disminución de la liquidez financiera. Ambos caminos, son políticamente explosivos, especialmente para un gobierno que ha comenzado su cuarto año fatídico, que es el del primer desencantamiento matrimonial con la ciudadanía. Esto lo percibe Lavagna, el implementador del modelo, pero no Curia, el profesor de Kirchner, que quiere “profundizarlo”. De esta trampa no salimos incruentamente. Tarde o temprano estallará. Ni hablar, si a la situación presente se le agrega alguna crisis -o alguna guerra- externa.

A quienes beneficia y “protege” el “modelo productivista”

El Grupo Techint: El jefe del Grupo Techint encendió alarmas por el aumento de importaciones: “Faltan inversiones y más medidas para estimularlas”, dijo Paolo Rocca en un encuentro de Observatorio Pyme –institución de la que es presidente honorario-[7], aunque admitió que las empresas grandes tampoco apuestan lo necesario[8].

El Grupo Techint ya no es un holding argentino –lo que no tendría nada de malo, si es que no se enarbolara permanentemente el argumento de los “intereses nacionales” para conseguir protección, prebendas y favoritismos-, ya que se trasladó a Luxemburgo[9]. Sigue siendo importante aquí y su acción bursátil (Tenaris, es la mayor y mejor empresa según la revista Fortuna, de Editorial Perfil[10]) es una de las más comercializadas en la Bolsa porteña (aunque ahora la empresa líder es Pampa Holding[11]), pero claro, se trata de una Bolsa de Valores más bien chica en términos internacionales (sólo cotizan 103 empresas, frente a 219 en Perú, 245 en Chile y 341 en México)[12]. Después de la segunda guerra mundial –nunca se explicó bien la razón, aunque se supone que por el clima anti-fascista de esos años en Italia-, Agostino Rocca fundó la Organización Techint en nuestro país. A través de continuos privilegios económicos para sus empresas (Siderca, Propulsora Siderúrgica, L.O.S.A. y otras) pero con un claro sentido de industrial moderno, invirtió mucho y generó empresas modelo –con la excepción de no gustarles mucho competir abiertamente, dado que siempre buscaron protección aduanera adicional y exenciones impositivas (o alcanzar con recargos, a los competidores extranjeros)- y así se constituyó en uno de los hombres más ricos de la Argentina y en un emblemático “capitán de la industria”.

Fruto de legítimas ganancias obtenidas durante la vilipendiada década del 90, el Grupo comenzó una gran apertura hacia al exterior, comprando empresas siderúrgicas en diversos países por medio de Tenaris (Argentina) y Ternium (Luxemburgo) por un monto total de más de 11.000 millones de dólares[13], además de adquirir S.O.M.I.S.A. a muy buen precio, en el mercado local (la hoy llamada Siderar). Por su parte, en el 2006 Tenaris ganó más de 2.000 millones de dólares, un 48% más que los casi 1.400 millones del 2005[14] y sus dueños consideraron entonces que Luxemburgo es un centro más idóneo y discreto para realizar ganancias y repartir dividendos y, por otro lado, detectaron que sus privilegios comenzaron a ser cuestionados hasta por los mismos sectores industrialistas (¿recuerdan cuando el máximo directivo de la cámara que reúne a las fábricas de automóviles se quejó de que “no puede ser que el precio de la chapa sea fijado por Techint, sin tener en cuenta los precios internacionales”). Pero no se alejan de la política criolla: la Unión Industrial Argentina, presidida por Juan Carlos Lascurain, cabeza de la lista “inspirada” por Techint para acercarse a Kirchner[15], se expidió pública e imprudentemente por presidir una institución, en contra de Mauricio Macri para las elecciones porteñas.

El Grupo Pescarmona: En un editorial, el director del Diario Perfil, Jorge Fontevecchia, luego de destacar por Enrique Pescarmona “un afecto entrañable”, sostuvo: “Ese cariño hace aún más indigerible verlo cumplir en el precoloquio de IDEA un papel tan alejado del coraje emprendedor con el que siempre encaró su vida”[16]. Unos días antes de ese evento, se publicó que “la Nación financiará en Mendoza, la central hidroeléctrica Portezuelo del Viento, pensada por Pescarmona (a cambio, la provincia desistirá de un juicio millonario contra la Nación). Claro los acreedores del juicio eran los ciudadanos mendocinos y los honorarios de la obra serán para Pescarmona, aunque muchos mendocinos se beneficiarán con ella. De eso se trata, la “distribución social de la riqueza” de la que se ufana el progresismo.

Los productores textiles y de calzado y otros sectores de menor relevancia: Se trata de producciones históricamente protegidas por casi todos los gobiernos, sin discriminar entre aquellos industriales tecnológicamente avanzados, de otros que mantienen maquinarias obsoletas. Recordemos que, durante la década del 40, los industriales textiles argentinos (Córdoba, Teubal, Piccaluga, etc.) se destacaron como titulares de las principales fortunas locales. Posteriormente, cuando la superprotección aduanera fue parcialmente amortiguada –en gobiernos militares-, muchas no pudieron resistir la competencia extranjera –o la de la local que había invertido en tecnologías modernas-; y otras más, eternas proveedoras de reparticiones del Estado, no supieron buscar nuevos mercados, cuando el gasto público entró en crisis.

No obstante, el sector textil ha constituido una organización denominada –irónicamente- Fundación Pro-Tejer, la que, no conforme con la ventaja diferencial del tipo de cambio que les ha sido dado desde 2002, mantiene una activísima política mediática y de lobby, siempre lista para denunciar las “invasiones brasilera y china” de productos textiles, o el eventual “atraso del tipo de cambio”. Ahora, a esa batería se ha agregado “la pérdida de rentabilidad” y se quejan de los incrementos salariales, aduciendo que “el peor escenario, es que los aumentos de salarios terminen beneficiando a la importación”. La institución es presidida por Aldo Karagozian, proveniente de una familia industrial tradicional, productora competente de hilados de muy buena calidad, que ha realizado importantes inversiones en maquinaria de última generación, tanto para su planta local como en la que ha abierto en Brasil.

Sin embargo, como afirmamos antes, la protección arancelaria suele establecerse en función de los productores que, por razones de tamaño o de obsolescencia, tienen los costos más altos, por lo que al consumidor, dicha “protección” le cuesta muy cara. Y pese a que la demanda de productos textiles no puede ser totalmente satisfecha por la oferta local –y por eso, precisamente, han podido subir los precios, muy por encima del aumento de los costos-, se opusieron el año pasado a la importación complementaria de mercaderías, argumentando que fabricarían una “canasta básica” para los pobres a cambio de que se mantuvieran fijas las cuotas y los aranceles de importación[17].

“Recientemente, el Presidente Kirchner envió, por medio del establecimiento de licencias no automáticas para la importación de sweaters, una nueva y clara señal a toda la cadena de valor textil-indumentaria, que estimula la inversión y la generación de nuevos puestos de trabajos”, dijo el titular de la Fundación[18]. Tiene todo el derecho a peticionar por protección en base al lugar de producción, pero –como consumidores-nosotros también tenemos el derecho de oponernos. Y afirmar que, aunque el autor del artículo crea que esta disposición favorece al consumidor, pensamos que se trata de una confusión o una humorada, porque esta medida –que atenta contra la competencia textil por parte de los hipermercados- no reducirá los precios de los sweaters sino que por el contrario, éstos aumentarán, tal como ha ocurrido con las confecciones textiles a pesar de los aranceles y del proteccionismo para-arancelario (lo que resultó la preocupación de Moreno -el Torquemada de los precios-, que amenazó con “reabrir” la importación).

A quienes perjudica el modelo productivista

En primer lugar, a los consumidores en general –que pagan más caros productos y les quita la posibilidad de aplicar esos excedentes al ahorro o a la compra de otros bienes- y a toda la industria transformadora en particular –es decir, provoca una encarecimiento de todos, absolutamente todos, los productos que utilizan insumos importados (que es lo que ocurrió y ocurre con la producción de acero de Siderar).

Los defensores de este modelo “bueno para pocos e inconveniente para muchos”, sostienen que sin estas barreras no habría industria “nacional” y por ende, la desocupación sería socialmente insoportable. Pero se trata de un mito: las industrias con buen mercado interno o externo prosperaban en los 90 (Arcor, Molinos), y por eso vinieron a instalarse, por ejemplo, bodegas chilenas y francesas. Es cierto, su rentabilidad se incrementó más aún con el dólar sobre valuado pero, como afirmamos en varios de nuestros números anteriores de Perspectivas Microeconómicas, ya la industria no es el principal factor de ocupación tal como lo era hasta los años 60.

Hoy y aquí, los principales empleadores de mano de obra son las compañías comerciales (supermercados), las de servicios (cadenas) y la administración pública, tal como ocurre en casi todo el mundo desarrollado: Wall Mart es más grande que General Motors, tanto en volumen de ventas como en número de empleados. Así, la industria del turismo en Punta del Este genera muchísimos más empleos que la cuestionada pastera de Botnia..

Los salarios más altos del mundo se pagan en EE.UU., Japón y algunos países europeos y ello ocurre porque la población desocupada es muy pequeña. Por otro lado, los que tienen mayor ingreso per cápita -como Suiza, Noruega o Suecia- no son precisamente potencias industriales. Las grandes potencias industriales emergentes (Brasil, India, China y Rusia, los promocionados Bric´s), son países de bajos salarios y relativamente alto desempleo. Nosotros no tenemos ni siquiera el tamaño poblacional de esos países, lo que nos provoca un doble inconveniente: poco consumo relativo y escasez de recursos humanos con aptitud laboral. Durante los cinco primeros años de los 90 –con un peso sólo un poco sobre valuado-, suplimos esa escasez con mano de obra importada desde Paraguay, Chile, Perú y Uruguay, porque los salarios eran internacionalmente atractivos. Una parte de esos inmigrantes, se arraigaron a pesar de que los salarios actuales de U$S 300 mensuales no les permiten girar excedentes (mucho más con la inflación real que estamos soportando).

3. El modelo liberal

La estrategia liberal de desarrollo -que los socialistas. expertos, desde Marx, en titular peyorativamente cualquier posición que los enfrente y les permita así enmascarar sus reiterados fracasos en todas partes, hasta en la eficaz Suecia- propugna que los mercados –y las distintas circunstancias económicas- indiquen a los particulares inversores, productores y consumidores, definir qué tipos de negocios conviene encarar. Y sólo necesitan 3 condiciones irrenunciables: seguridad jurídica (normas estables y justicia eficaz), moneda sana (en cantidad y distribución) e impuestos claros (equitativos y generalizados). Lo contrario de lo que estamos habitando. Tenemos justicia cara, lenta y politizadamente dependiente. Tenemos una emisión solapada que da lugar a una inflación larvada. Tenemos impuestos distorsivos (como los del sector financiero, que gravan las transacciones “en blanco” y no gravan las inversiones financieras); otros, decididamente poco equitativos: la medicina prepaga y los equipos e insumos informáticos tributan el 10,5% de IVA y los productos de la “canasta básica” 21%. Tenemos “retenciones” a la exportación, que no se “coparticipan” con las provincias que producen los productos que se exportan.

Una estrategia liberal está orientada hacia un tipo de cambio flexible, porque es el mejor para acompañar las distintas coyunturas, suavizando los costos de la adaptación a esas circunstancias cambiantes, mediante lo que se llama una “flotación sucia” (cabe aclarar, que algunos economistas liberales aconsejan un tipo de cambio fijo o “caja de conversión”, posición que nosotros no compartimos porque siempre terminan explosivamente, principalmente por hechos del exterior).

A quienes beneficia y “protege”

Los principales beneficiarios de este sistema que propugnamos son los asalariados y los consumidores, que ven mejorar sus poder adquisitivo y los estimula a practicar hábitos de ahorro. También favorece a la mayor parte de los empresarios, pues le permite generar utilidades genuinas –no nominales- y los inclina a invertir ganancias y capitalizar sus empresas para mejorar sus productos y competir profesionalmente. Y al Estado, le permite profesionalizarse. Veamos, ¿quiénes están mejor equipadas, las fuerzas armadas chilenas o las argentinas? ¿quién tiene mejor presupuesto educativo, Chile o Argentina?

A quienes perjudica

Una política liberal tiene costos, sólo que son mucho menores que el de los sistemas populistas, productivistas y distribucionistas. Sufren sí, los industriales no competitivos¸ sea que lo sean por falta de inversión o por carencias técnicas. Sufre la mano de obra local de hábitos laborales poco productivos, que no resiste el espíritu de trabajo de los inmigrantes bolivianos o peruanos. Sufren los jerarcas sindicales aburguesados, expertos en lobby y negociados, en su mayoría hombres riquísimos a los que sus afiliados sólo les interesa en la medida que nos los puedan desalojar de un poder autoritario, crónico o vitalicio y hasta hereditario, protegidos siempre por gobiernos de cualquier ideología. Sufre la clase profesional y técnica que no soporta un concurso de antecedentes o una evaluación de su idoneidad y refugia en el Estado su incompetencia y su mediocridad.

Con este largo alegato, pretendemos desenmascarar un mito tradicional que nos viene conteniendo en nuestro desarrollo desde hace seis décadas. Es difícil destruir una mentira un millón de veces repetida, pero podemos debilitarla y que poco a poco, las viejas generaciones se desprendan de ese mito y las nuevas no se infecten con él.
[1] “Los judíos, el mundo y el dinero”, por Jacques Attali, Fondo de Cultura Económica, Buenos Aires, 2005, pg.332.
[2] “Los judíos, el mundo y el dinero”, ob.cit. pg.91.
[3] “Los judíos, el mundo y el dinero”, ob.cit. pg.62-63.
[4] “El fin del industrialismo”, por Fernando A. Iglesias, en Clases Magistrales, Revista Noticias, 24-03-2007, pg.59.
[5] “El fin del industrialismo”, ob.cit. pg.60.
[6] Además, transforma y distorsiona la composición de los costos internos, ya que la incidencia del insumo importado es mayor que el utilizado, por ejemplo, en Brasil y por ello, las firmas transnacionales que operan en ambos países ven dificultadas sus políticas.
[7] La Nación, 11-04-2007, Sección 2ª, pg.3.
[8] El Cronista, 11-04-2007, pg.4.
[9] Con sede en 46A, Avenue John F. Kennedy, L-1855, Luxemburgo, según la Convocatoria a la Asamblea General Anual de Tenaris S.A., Société Anonyme Holding, en La Nación, 27-04-2007, Sección 2ª, pg.4.
[10] Perfil, 03-09-2007, pg.24.
[11] El Cronista, 08-05-2007, pg.22.
[12] El Cronista, 28-11-2007, pg.24.
[13] El Cronista, 02-05-2007, pg.16.
[14] Ambito Financiero, 01-03-2007, pg.8.
[15] Ambito Financiero, 07-05-2007, pg.10.
[16] “La mentira nunca vive tanto como para hacerse vieja”, Diario Perfil, 17-09-2007, pg.72.
[17] “La industria textil, preocupada por las amenazas de Moreno”, en El Cronista, 09-10-2007, pg.2.
[18] “Un nuevo aliento a la inversión industrial”, por Aldo Karagozian, en La Nación, 03-06-2007, Sección 2ª, pg.12.

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Tuesday, June 12, 2007

Una Publicación del Perspectivas Estudio Adolfo Ruiz & Asociados Microeconómicas

Informe sobre economía, management y negocios - N° 96 – Junio de 2007
M. T. de Alvear 1261, 2° Of. 58 [1058] Buenos Aires, Argentina
Te/Fx: [054-1] 4812-1261 - e-mail: perspectivasmicroeconomicas@fibertel.com.ar
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Descanso por vacaciones: sólo miscelánea.



1. Decisivas elecciones porteñas.

En vísperas de las elecciones porteñas, al equipo de Perspectivas Microeconómicas se nos ocurrió tomar vacaciones. Pero es poco lo que podemos agregar a los comentarios de los principales analistas sobre ellas: Macri corre bastante cómodo, mientras Telerman y Filmus se descuartizan por casi el mismo electorado. Es probable que en la segunda vuelta –si es que Macri no gana por “capote”-, esa comodidad del candidato del Pro –a quien adherimos- disminuya o claramente desaparezca. De todas maneras, queremos destacar que los 3 candidatos de la elección, no son los mismos de siempre y ello constituye una muestra de renovación política. Comparando con otras elecciones, nos parece un lujo.

Quienes tuvieron la oportunidad de asistir al desayuno que –junto con Armando Ribas- convocamos en CondUces, conocen nuestro planteo de las 5 incógnitas que deberían estar despejadas no más allá de mediados de julio próximo: a) si se presenta o no Lavagna como candidato presidencial; b) Si gana Macri o no, en la 2ª vuelta de la Capital; c) si se presenta o no Scioli, como candidato en la provincia de Buenos Aires; d) si la inflación se agrava y cómo incide en la opinión pública; y e) si se produce o no un “enfriamiento” del consumo local, como consecuencia de causas externas o internas.

Las consecuencias de esta elección de los próximos días, pueden ser decisivas para condicionar tanto a los candidatos presidenciales (Kirchner y Señora, Carrió y López Murphy) como a sus respectivos discursos. Por primera vez en cuatro años, el Presidente perdió la iniciativa política y debió actuar por reacción. Desde la impensada decisión de Telerman al desdoblar los comicios porteños, la imagen del Presidente se ha ido descascarando y hasta muchos sectores de izquierda lo consideran ahora como un “mal menor”. No del todo repuesto de la derrota en Misiones, el avance de la inflación percibida, el “Skanska-gate” y la generalizada sensación térmica de anarquía reinante, han deteriorado su respetabilidad.

No cabe duda que el Jefe de Gobierno porteño desacomodó a Kirchner, que parece no saber qué hacer con su candidatura o la de su cónyuge, ya que una derrota significativa de Filmus lo puede obligar no solamente a competir personalmente por la reelección, sino a tener que reforzar la fórmula con una figura como Scioli –a quien querían alejar de la sucesión presidencial-, o con los muy apagaditos Solá o Reutemann. Y pensamos que, llegado ese caso, a su mujer tal vez tenga que mandarla a la provincia de Buenos Aires (porque, es sabido, que a ella –como a Scioli- “cualquier colectivo la deja bien”, al decir del periodista Fernando Laborda).


2. El imbatible contubernio del tandem Clarín-Techint con los gobiernos de turno.

En las últimas 6 décadas, tuvimos 25 años de gobiernos peronistas (o sea, un 42%), 18 años de militares (30%), y 17 años de gobiernos radicales (28%) [si incluimos a Frondizi]. Luego del primer gobierno de Perón –que estuvo basado en el nacionalismo cultural y económico, así como en la economía planificada-, estos tres sectores gobernantes, no tuvieron hojas de ruta innovadoras ni otras ideas, ante la menor sospecha de que pudieran herir el mínimo grado de popularidad de quienes habían alcanzado el poder. Se hizo casi siempre –a excepción de los primeros años de Menem- “lo que el pueblo quiere”. Peor aún, la más de las veces se improvisó o se sostuvieron posiciones deliberadamente ambiguas, lo que terminó de vaciar el contenido intelectual de las gestiones gobernantes y de los partidos o grupos políticos que las sustentaron.

En esos 60 años, como vimos, los gobiernos cambiaron pero la influencia y los buenos negocios del monopólico Grupo Clarín y del también monopólico grupo de la familia Rocca, permaneció incólume. Bajo diferentes eslóganes (antes “empresariado nacional”, ahora “productivismo”), este tandem manejó magistralmente la comunicación, la desinformación o, simplemente, el “ninguneo” de los políticos y dirigentes adversarios. El nuevo presidente de la Unión Industrial, Sr. Juan C. Lascurain –es sabido, un hombre de Techint-, sentenció pomposamente: “Los industriales no deben votar a neoliberales”, mientras seguramente se relamía con una nueva versión del BANADE, cuya quiebra por créditos incobrables otorgados a “industriales” pagó y continúa pagando el grueso de la empobrecida población argentina.


3. La situación económica preelectoral.

Después de 4 años de crecimiento innegable, la inercia y el “piloto automático” cumplen una eficaz función. Pero ya, ni el mismo Kirchner cree que ganan la elección presidencial hasta con “el ratón Mickey”, como afirmara a fines del año 2005. Como consecuencia de la falta de previsión a mediano plazo y a la improvisación de quien se sintió –ya no se siente- un genio de la economía, el desequilibrio de algunas variables no está produciendo un terremoto, pero se percibe un cierto cri-cri. Cualquier hombre de negocios o profesional presiente que “esto no dura”, como dijo Alfredo Gómez Morales cuando la “inflación cero” de Gelbard comenzó a deteriorarse.

El gobierno mantiene como fortalezas tangibles los superávits “gemelos” –balances comercial y fiscal-, pero cada vez se le torna más difícil mantener sin inflación el dólar sobre-valuado, para poder así conservar las retenciones a la exportación. Estas, junto al impuesto a las transacciones financieras bancarias, constituyen –según Roberto Cachanovsky- un 18% de la recaudación total y, como se trata de ingresos no coparticipables con las provincias, obliga a los gobernadores e intendentes a “sodomizarse” al poder central.

Según el citado economista, el 42% de la deuda pública es en pesos, y se ajusta por inflación. Si se estima –conservadoramente- una inflación de 12% anual, dicha deuda se incrementará 20.000 millones de pesos por año, lo que la transforma en impagable y producirá un nuevo default que será “pateado” mediante un canje. A ello se agrega el manoseo del INDEC, que ha permitido confundir a la opinión pública –aún la especializada- y a enmascarar el hecho de que, entre 2001 y 2007, el valor del dólar se ha incrementado un 7% más que el Indice de Precios Mayoristas y un 20% que el Indice de Precios de la Construcción.

Además, cada día surgen nuevos datos que sabemos producirán consecuencias negativas en el futuro, lo que termina por ahuyentar a potenciales inversores, tanto domésticos como internacionales. ¿Cómo es posible que se les otorgue una jubilación a 120.000 personas que nunca aportaron o bien, sólo lo hicieron algunos meses o por unos pocos años; y quién financiará ese regalo? ¿Cómo es posible que en Santa Cruz –ahora nos vinimos a enterar- un maestro figure con un sueldo de sólo $ 161, cuando percibe más de $2.000 por mes?[1]. Es decir, además de la evasión previsional superior al 45% que se registra, en estos casos no se pagan cargas sociales y cualquier observador se da cuenta que el sistema explotará más temprano o más tarde (hoy es el principal causante del gasto público).


4. El nuevo idioma de los mensajes de texto

La proliferación fenomenal de los mensajes de texto vía celular, no solamente produce consecuencias económicas negativas para las compañías de telefonía fija y móvil –e indirectamente al gobierno, por una menor recaudación del IVA-, sino que está cambiando los hábitos de escritura y de lectura de la población joven. En efecto, la casi total eliminación de vocales o su reemplazo por apóstrofes, está transformando nuestro ya deformado castellano en un idioma con preeminencia de consonantes y convirtiéndolo en un lenguaje parecido a los eslavos.

Sería por demás útil que las autoridades educativas –públicas y privadas- sugirieran a los educandos las desventajas de semejante mutilación idiomática, frente al ahorro de tiempo y pesos que ella brinda. Por ejemplo, la mayor dificultad para enseñar a los chicos sus primeras palabras escritas y leídas. Pero existe un problema mayor: la complejidad para elaborar poesías, algo fenomenalmente importante en el edad del amor. Porque, ¿cómo se puede escribir con este lenguaje “La sombra de tu sonrisa” o el más canyengue “Campaneando un cacho de sol en la vereda”?

Junio de 2007.

[1] Ambito Financiero, 02-05-07

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Edición Nº 95 - Mayo de 2007

Una Publicación del Perspectivas Estudio Adolfo Ruiz & Asociados Microeconómicas

Informe sobre economía, management y negocios - N° 95 – Mayo de 2007
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La sustitución del Estado y la “rebelión” de Internet.

Las funciones básicas del Estado

Se supone que, desde que empezó la convivencia entre dos o más clanes primitivos, sus miembros delegaron el poder de decisión en un líder o bien, en un grupo de líderes para que actuaran como sus representantes. Ello implicó, ceder parte de la libertad individual y grupal, de manera de asegurarse ciertos beneficios comunitarios. Esos líderes prestaban servicios y, en caso de ser eficientes, eran retribuidos con privilegios.

Pero, ocurre que para los seres humanos, el poder de liderazgo y la posibilidad de conducir a los miembros de una comunidad, tiene un profundo sabor gratificante y así, una vez alcanzada esa representación de conveniencia, pocos desean reintegrársela a quienes la delegaron. Por eso, seguramente desde la prehistoria, algunos gobernantes y dirigentes confundieron lo que, originariamente fue un préstamo de poder, con una donación irrevocable o, a veces, interpretaron que se trataba de una renta vitalicia. Otros, fueron aun más allá: una vez alcanzada la posesión, la propiedad del poder tomaba carácter hereditario.

La lucha por la recuperación del poder –o simplemente, la dirigida a reemplazar a quienes lo poseían- es nada menos que la casi siempre sanguinaria historia del hombre. Por lo menos, hasta que algunos dirigentes de la antigua Grecia y un par de pensadores escoceses, demostraron la conveniencia de moderar la forma de gobernar y las ventajas de poner límites en el tiempo a su ejercicio. Así llegamos, muy lentamente por cierto, con pocos avances y muchos retrocesos, a los gobiernos contemporáneos en casi tres centenares de “naciones”, en un arco amplísimo de matices que abarca desde el autoritarismo más extremo, hasta las máximas condiciones posibles de “libertariedad”.

El orden jurídico –o sea, el llamado orden social impuesto, mediante el cual una comunidad ha cedido algunos grados de libertad para de esa manera estar protegida de los avatares económicos, políticos o naturales-, muchas veces ha sido y sigue siendo utilizado deformadamente, aplicando violencia y coerción para, de esa manera, mantenerse en el poder –como en algunos matrimonios- “hasta que la muerte nos separe”. Y, además, de ser posible, garantizar la sucesión para nuestros cónyuges, descendientes, o algunos otros parientes o amigos leales. Se suelen olvidar así los fundamentos que brindan legitimidad al poder gobernante: el cuidado del orden interno y la seguridad externa; la protección de la salud y las condiciones de vida colectivas; la enseñanza y la capacitación comunitaria; y, por último aunque no menos importante, la administración de los bienes comunes y del ejercicio del poder político delegado, así como sus condiciones de representación.

Como dijimos, la más de las veces a lo largo de la historia, esa delegación originaria resultó malversada. Sin embargo, el avance de la ciencia y la tecnología permitieron que –aunque parcialmente- esa cruenta lucha por la representatividad se fuera ampliando y así surgieron, en cantidad y calidad, nuevas y mejores condiciones para los gobernados, dentro de las que debieron desenvolverse quienes ejercieron esa jefatura delegada.

El dominio del agua, de los metales y de la agricultura cambiaron los términos de las disputas, y entonces las teocracias –y sus representantes- fueron cediendo espacio a favor de jefes militares, terratenientes agricultores y burgueses comerciantes. Las nuevas tecnologías hicieron el resto. Entre ellas, la imprenta y la electricidad, que permitieron la difusión del conocimiento y el tráfico de bienes e ideas, e hicieron posible el advenimiento del sistema de gobierno democrático moderno. El mismo que, con sus imperfecciones y sus todavía frágiles exteriorizaciones, puede conducir a condiciones de coexistencia y convivencia libertariamente pacíficas.


La revolución “internética”

El poder de Internet excede superlativamente al de la imprenta, tanto en capacidad de almacenamiento, como en velocidad de transmisión y simultaneidad de emisión y recepción de datos y mensajes. Si la imprenta cambió al mundo y a sus condiciones de vida, mucho más lo hará lo que podemos llamar la revolución “internética”. Algunos de esos cambios culturales ya son fácilmente perceptibles, tales como el uso generalizado del e-mail, e-message o el acceso casi universal a millones de sitios web y blogs de intercambio. Junto a ellos, surgirán otros fenómenos similares que –a nuestro juicio- afectarán las formas y las condiciones de representatividad de los futuros liderazgos políticos y sociales, aunque hoy son todavía son incipientes. Veamos lo que puede pasar con las funciones básicas del Estado:

La administración de justicia

Posiblemente, uno de los primeros contratos sociales se haya convenido para encomendarle a los líderes de la comunidad, la administración de justicia y el establecimiento de sanciones a quienes infringían o infringieran las normas o los tabúes. Estos estuvieron asociados a las costumbres y a las conveniencias de la tribu o bien, a la tradición religiosa. Porque los valores tribales primitivos tenían que ver, principalmente, con la religión y con la supervivencia de la comunidad. Así surgió el derecho, que es un orden social impuesto por la fuerza coactiva de la autoridad, aunque haya surgido originariamente desde el consenso social. Esos valores jurídicos estaban sujetos a ciertas formalidades, a veces documentadas -como con el primer código de leyes que conocemos, confeccionado por el rey Hammurabi, 1692a.c.- y otras, implícitas en las costumbres y tradiciones, como el common law anglosajón.

Pero, muchas veces a lo largo de la historia, los jefes de estado incumplieron esta función básica, sea por exceso o por defecto, por parcialidad o por omisión, apartándose del mandato originario. Es que el derecho suele estar casi siempre muy por detrás de los cambios -rara vez los impulsa y genera nuevas costumbres-, lo que se debe a motivos diversos: desde la falta de agilidad de los líderes para percibir los creaciones o novedades culturales, hasta la imposibilidad física de ellos para actuar en tiempo oportuno. Lo cierto es que la burocratización extrema de los gobernantes, concluye casi siempre con explosiones sociales, más o menos violentas, especialmente cuando por diversas causas se producen migraciones importantes o, también, como consecuencia de cambios en la tecnología, en el clima o en la economía de una región.

En un principio, parecería que la sanción penal era de índole privada: así funcionaba, por ejemplo, el “ojo por ojo, diente por diente”. Pero, luego, la represión penal adquirió un carácter público, tal vez, para evitar -como sostuvo el Mahatma Gandhi-, que todos termináramos ciegos[1] (o desdentados). Esta delegación en el Estado, cuando no es asumida y cumplida con eficacia e imparcialidad, termina frustrando a la comunidad y generando ideas y acciones tendientes a administrar justicia “por propia mano”, o dan lugar a la aparición de personajes o líderes “justicieros”.

Por defectos tanto del Poder Judicial –fundamentalmente, su indiferente burocratización, su común lentitud y frialdad tanto para juzgar, como para condenar o absolver-, y de un sistema policial a veces gravemente corrompido como así también de una legislación procesal que privilegia al victimario sobre la víctima, muchos grupos sociales apelan a la acción directa mediática –léase, piquetes y escarches- que buscan malamente compensar la ineficiencia institucional. Esta defensa inorgánica de los derechos -o de los deseos que se presentan como tales- es una especie de by pass social, como los que fueron aplicados en el siglo XIX en la pampa argentina o en el far west norteamericano.

Conectado con la administración de justicia, encontramos la obligación estatal de resguardar el orden interno y asegurar la vigencia del estado de derecho cuando se produce una violación de las normas, máxime si ella está unida a acciones violentas. Este experimento de no reprimir ante cualquier protesta –malversando el ejercicio del poder que le fue delegado a las autoridades- suele terminar muy mal: minorías que de repente se vuelven mayorías, empiezan a pedir orden a cualquier precio, transformándose en verdaderas puertas de entrada a regímenes “fascistas”.

Pero, de manera creciente, ha hecho su aparición una especie de “tele-escrache”, un medio comunicacional de sanción -no siempre honesto- que también busca suplementar o sustituir la inacción de las autoridades, la ineficacia de la legislación o el silencio de medios de comunicación, cada vez más comprometidos económicamente por pérdida de lectores, de audiencia o por la aparición competitiva de nuevos medios. Resulta impresionante la velocidad con que ciertos mensajes políticos se canalizan en cadenas cada vez más eslabonadas y más dispersas geográficamente. Y eso que todavía no se ha incorporado a la red a muchos internautas de la periferia, del campo y de las mini urbes.

Claro que, así como la imprenta permitió perfeccionar el orden jurídico a través de su enseñanza y su divulgación-, la aparición de Internet irá generando formas de sanción social de efecto instantáneo, como consecuencia de esa velocidad de comunicación. Por ejemplo, la identificación de ciertas conductas sociales aberrantes (tales como la pedofilia, el sometimiento a prostitución involuntaria, u otros hechos de violencia similares) en una zona geográfica determinada, permite la aparición, como represión social, de una herramienta eficaz en el aislamiento del delincuente (recordemos el caso, relativamente reciente, del pintor y profesor de dibujo Malenchini y su “escrache” a cargo de los discípulos que sufrieron sus abusos, el que fuera divulgado por Internet y que lo obligara a irse del país).

Es cierto, que también corremos el riesgo de posibilitar linchamientos cibernéticos sin pruebas, o con débiles pruebas fabricadas por enemigos políticos, económicos o pasionales. La presunción de inocencia difícilmente tiene vigencia cuando la indignación popular aflora, esté esta instigada por gente honesta o por sujetos de mala fe. La sociedad, sin duda, deberá generar métodos protectivos del honor del sospechado, pero no deberíamos descartar el desarrollo de un camino de justicia cibernética, más rápida y eficaz que muchos de los mecanismos actuales. Por otra parte, independientemente de los errores que se cometan hasta su perfeccionamiento, es probable que el sistema se imponga de todas maneras debido a su sencillez.


El resguardo de las fronteras

Tal como ocurrió frente al malón de los indios “pampa” o en el lejano oeste americano, las fronteras no fueron siempre resguardadas por la Guardia Nacional o por la “caballería”. No, las fronteras estaban marcadas por la capacidad de defensa de los propietarios particulares o de los pocos pobladores de pueblos incipientes. Las autoridades carecían -las más de las veces por estar enrolados en “internas” políticas- tanto de tropas como de fondos para aplicarlos a la guerra contra los aborígenes. Así surgió un sistema de justicia y de propiedad –no siempre ecuánime y habitualmente arbitrario y pasional-, basado en la rectitud o la parcialidad el Juez de Paz, del Sheriff o de un jurado popular. Se trató de un mecanismo mixto, semi-público que cumplió su cometido a falta de uno mejor. Claro que esa privatización de la defensa territorial dio lugar al surgimiento de caudillos y señorazgos feudales, así como de su contrapartida imprescindible, los súbditos y sometidos.

Hoy, cuando muchos conflictos y disputas medianeros y fronterizos se resuelven más mediática que bélicamente, la Web cobra una importancia creciente. En las últimas seis décadas hemos podido verificar cómo muchos triunfos militares se transformaron en derrotas políticas, gracias a los medios de comunicación. Más allá de los títulos o de la legitimidad de los reclamos, fue la guerra mediática lo que debilitó la invasión reivindicatoria de Malvinas o la de Sadam Hussein en Kuwait. Y de igual manera ocurrió con ciertos colapsos políticos -novedosamente incruentos para desmoronar dictaduras- tales como la caída del muro de Berlín, y los gobiernos comunistas de Polonia o del Imperio Soviético.

Es posible que el sistema de fronteras que rige en el presente se mantenga en cuanto a los límites físicos, aunque seguramente soportará profundos cambios culturales. Hasta hace pocas décadas, –desde el punto de vista geopolítico- los centros de estudios estratégicos atribuían importancia decisiva a las señales de radio y canales de TV situados en las cercanías de territorios vecinos. Inclusive, el gobierno militar argentino en 1978 exigió –antes de adoptarla- un cambio en la norma alemana de televisión color, a fin de evitar la utilización de similar norma que la brasileña PAL (así nació PAL-N). Pero, la instalación masiva de la banda ancha y de televisión satelital, trátese o no de zonas fronterizas, estimula la internacionalización de la cultura y de las costumbres, tal como lo demuestran actualmente las tendencias en los deportes, las modas, las comidas, el arte, etc.

Naturalmente, este cambio altera la función militar de protección de fronteras, servicio que estará cada vez más limitado a la prevención de delitos, actos de terrorismo y controles inmigratorios, en vez de estar asociado a la afirmación o resguardo de la soberanía nacional. Cuanto más difundida esté la técnica de banda ancha en las vecindades fronterizas, tanto mayor será la difusión de nuestra cultura y la recepción de culturas ajenas. Y la cultura que resulte fuertemente atractiva se impondrá, y no habrá vigilancia, pasaporte o cerco físico que impida la llegada masiva de ella; la salida de emigrantes que la prefieran o la llegada de inmigrantes que quieran adherir a la nuestra.

Es interesante comentar un tema vinculado: el federalismo político. Hasta ahora, los argentinos hemos siempre declamado un gobierno federal, pero hemos instaurado y tolerado una gobernabilidad unitaria. Pero, la revolución internética –con sus enormes posibilidades plebiscitarias- obligará a los líderes políticos a considerar cada vez más a la opinión pública del interior profundo de nuestro país. Aún la de las zonas menos densamente pobladas, porque muchas de ellas sumadas, habrán de construir una masa crítica significativa. Así, acompañando el actual fenómeno de aparición de nuevas micro-urbanizaciones –tipo Nordelta-, se irá produciendo el desplazamiento de poder político hacia una suerte de lenta pero inexorable municipalización.

Este fenómeno aldeano se ha desarrollado con intensidad en los EE.UU., donde han surgido urbanizaciones integrales ubicadas en zonas despobladas o prácticamente desérticas, y que gozan de comodidades y servicios de alta calidad y sofisticación. (Irvine, por caso, situada en el condado de Orange, CA., cerca de Los Angeles, en terrenos que existían deshabitados hasta 3 ó 4 décadas, que ahora cuenta hasta con una sede de la Universidad de California). Y esta contramarcha al proceso incesante de mega-urbanización que ha tenido lugar en la historia, se ha visto y se verá potenciado con la universalización de Internet.


La enseñanza, la educación y la formación poblacional

Un problema educativo que se presenta en cualquier comunidad es cómo se instrumentan mecanismos que puedan brindar el mismo nivel de calidad tanto en sus zonas urbanas como en las periféricas. No es lo mismo estudiar en Paris que en la Normandía, o en Córdoba que en Pico Truncado. Pero Internet ha abierto puertas que todavía no han sido explotadas en intensidad. Cuando toda una generación haya tenido acceso a la banda ancha desde su niñez, desde el último confín del país hasta sus ciudades intelectualmente más refinadas, recién entonces, habremos de apreciar el salto cultural que estamos empezando a transitar.

Cuando Sarmiento contrató las maestras norteamericanas, tal vez ni él pudo imaginar las consecuencias que tendría el proceso que –junto a otros hombres preclaros- había puesto en marcha. Décadas después, millones de inmigrantes se vería beneficiados por ello. Pero, de nada hubiera servido la enseñanza gratuita y obligatoria, si no se hubiera contado con el personal docente necesario para masificar la enseñanza y lograr una población con altos índices de alfabetización, que resultó ejemplo en Latinoamérica.

Las posibilidades de la educación a distancia por medio de Internet, son muchísimo mayores que la simple implementación de una enseñanza a distancia (o por correspondencia, tal como la que se aplicó en Argentina y Latinoamérica después de la segunda guerra mundial, y de la que las “Academias Pitman”, la llamada “Universidad La Salle”, o la pomposamente denominada “Academia Universal de Relojería”, resultaron verdaderos emblemas de capacitación). Piénsese en un chico nacido en un pueblucho desconocido de cualquier provincia, que tuviera condiciones artísticas excepcionales. Hasta hace relativamente poco tiempo, su vocación hubiera estado limitada o retrasada por la lejanía del lugar y la ausencia de estímulos sociales. Hoy, apenas alfabetizado, ese mismo chico dotado del don de la pintura, puede tomar contacto –a través de Internet- con los museos y galerías más grandes del mundo y tener a su alcance y conocimiento hasta las técnicas utilizadas por los grandes maestros a lo largo de la historia. Este acceso le posibilitará una apertura de la mente y del espíritu que antes llevaba décadas en alcanzarse o bien, no se producía nunca.

Y lo mismo puede decirse de cualquier disciplina, ciencia, técnica o artesanía que se nos ocurra, abarcando artes, deportes, investigaciones, especializaciones o nuevas disciplinas. Estamos en las vísperas –a menos de dos o tres décadas vista- de una ola inmensa de descubrimientos, inventos, creaciones o aplicaciones que, además, se potenciarán entre sí. Porque la probabilidad de que surjan individuos superdotados es matemáticamente la misma que hasta ahora, pero al aumentar la base poblacional informatizada, con acceso al aprendizaje y a esta integración potenciada, redundará en un avance prodigioso de la productividad intelectual.


La salud y las condiciones de vida comunitarias

Se trata de un aspecto por demás sensible: la vida saludable de una comunidad. Los avances en esta materia durante el siglo 20 –gracias, entre otros factores, al triste privilegio de dos guerras mundiales en menos de tres décadas-, han permitido prolongar la vida humana y transformarla en más, mucho más, placentera. Y este progreso afectó intereses, particularmente el de los profesionales médicos, que ya no son únicos recaudadores de la economía de la salud y han venido sufriendo un proceso de “proletarización”, tanto en beneficio de organizaciones intermediarias prestadoras de seguro médico como de los laboratorios de especialidades medicinales y de los propietarios de la “aparatología” médica.

No sabemos si esta tendencia se acentuará o no, o si cobrará otras formas y disputas. Sí sabemos que Internet permitirá una internacionalización mayor de la medicina en general y un desarrollo insospechado de la automedicación, fenómeno inevitable, con todos los riegos que ello implica. Hoy en día, cualquier diagnóstico médico hecho a pacientes más o menos intelectualizados, es confrontado inmediatamente con miles de referencias al tema en Google o Wikipedia. Y, aquí aparece, una situación nueva: el profesional no monopoliza la información, que está diseminada en otras fuentes, algunas fraudulentas pero otras con alto grado de seriedad. Pensemos cómo la venta por TV (tipo “Llame ya) está invadiendo terrenos que antes eran exclusivos de los médicos traumatólogos o de los comercios de ortopedia.

El acceso masivo a banda ancha permite pronosticar también una creciente popularización de consultas médicas y tratamientos terapéuticos a distancia; proceso hoy todavía incipiente, pero que tiende a presentarse como un nuevo frente competitivo de los profesionales médicos. No es que ellos tendrán menos trabajo –en conjunto su campo de acción se ampliará, como consecuencia de mejores estándares de vida y por la incorporación de habitantes de zonas periféricas que hoy están fuera del circuito-, sino que su distribución –y, por lo tanto, su retribución económica- ya no estará basada en la territorialidad o en la vecindad geográfica de sus pacientes, sino en la mejor disponibilidad comunicación.

Internet, entonces, permitirá a médicos y especialistas –o a sus equipos- lo que cualquier consultor de marketing aconseja a sus clientes, en cualquier actividad humana: acercarse al cliente o beneficiario –en este caso, el paciente-, cualquiera fuere su situación geográfica. Para éste, pasa a resultar menos importante la calidad de la infraestructura sanatorial u hospitalaria, que la velocidad de comunicación y de traslado de los enfermos, o sea, cobra significación la capacidad de respuesta rápida y eficaz por parte de los profesionales o de las organizaciones por las que ellos se sienten protegidos o cubiertos, se trate de emergencias, de diagnósticos complicados o de otras situaciones de riesgo médico.


La representación y administración de los gobernados

Tal vez, se trate del capítulo de gobierno que deberá soportar mayores cambios debido a la influencia de Internet. En efecto, la posibilidad de efectuar encuestas o convocar a plebiscitos, extensivos a zonas alejadas y en poblaciones geográficamente dispersas (y encima, con carácter simultáneo), seguramente cambiará las bases de la legitimidad de la representación política. La legalidad y limpieza de las elecciones no alcanzará para garantizar la legitimidad de una gestión, si ésta resultase cuestionada. En Argentina, hoy, la protesta “social”, como llaman a las movilizaciones “piqueteras” o similares, ya actuó –nos guste o no- como factor desligitimador de las autoridades legalmente constituidas (los casos del ex-Presidente De la Rúa, o de los gobernadores Saadi en Catamarca, y Juárez en Santiago del Estero, evidencian esta tendencia).

Es cierto que la utilización de votaciones vía Internet puede dar lugar a sutiles fraudes y manipulación. Pero también se presentó ese riesgo cuando se dictó la ley del voto secreto y obligatorio y, sin embargo, en los casos que se tomaron medidas para otorgar transparencia a los comicios, el instrumento funcionó positivamente. También debemos admitir que, si las consultas no tuvieran el carácter de censos y sólo involucraran a muestras proporcionales pero parciales de población, la posibilidad de error en la proyección de sus conclusiones y mensajes, puede ser importante.

Pero, si establecemos un procedimiento cristalino de diseño y selección de muestras; el otorgamiento imparcial de espacios en los medios de difusión; y, sobre todo, una auditoría intachable a cargo de cuerpos fiscales insospechados en su composición, la votación por Internet habrá de transformarse en una de las herramientas más confiables para la vigencia de una auténtica democracia. El objetivo –hoy tan difundido- de que basta con ganar una elección y acceder al poder, para que una vez arriba, nadie nos pueda remover, quedará resentido por la fuerza de la opinión pública.

Sabemos que una circunstancial mayoría electoral puede estar equivocada y que no necesariamente un gobernante con visión de estadista tendría que amoldarse a ella. Tampoco ignoramos que la fuerza del número no siempre resultará suficiente para imponer determinados cursos de acción, sin el auxilio de la fuerza pública –vale señalar el caso de la población de Gualeguaychú, minoritaria frente a la mayor parte de la opinión pública nacional que está en contra de los cortes de puentes con el Uruguay, ante la pasividad demagógica de las autoridades nacionales que debieran garantizar la libre circulación y transporte-, pero por muy timoratos, pragmáticos o “populistas” que fueren los gobernantes, no podrán aislarse durante mucho tiempo de la presión mayoritaria sin generar cierta sanción social vía electoral.

Es harto probable que el sistema de consultas –voluntarias u obligatorias- no busque ser impuesta por los componentes de lo que denominamos “la clase política”. Es posible que se requiera mucha presión popular y no poca violencia para que los políticos se vean obligados a cambiar las fórmulas y los mecanismos electorales (desde la eliminación de las listas sábanas, hasta la elección democrática de los jefes policiales). Es lógico, su poder será bastante menor como también su margen de maniobra descontrolado para ofrecer dádivas a amigos y protegidos. Pero, poco a poco, organizaciones formales o informales van a ir moldeando a la opinión pública en ese sentido. Y el nivel de exigencia de ésta se tornará creciente.


Conclusión

La dirección del diario norteamericano The New York Times estima que desaparecerá –en unos cinco años más- su versión impresa. Y estamos hablando de uno de los medios más importantes del mundo. Algunos estudios indican que cada vez se mira durante menos tiempo la televisión abierta o por cable, en favor del contacto interactivo por Internet, sea para comentar noticias, participar en encuestas o simplemente para intervenir en juegos, una tendencia cada vez más intensa. Por lo tanto, los que llamamos medios de comunicación tradicionales (diarios, revistas, radios o canales de TV), están perdiendo la carrera no solamente en cuanto al número de contactos, sino también en cuanto a la profundidad con que se abordan los temas. Máxime que en buena parte de ellos, la “títulofilia” y las “primicias” reemplazan a los contenidos, por más alto que sea nivel intelectual con que éstos se elaboren. Es por eso que los canales de cable y las radioemisoras exclusivas de noticias han pasado a ocupar el centro de la escena, desde que CNN transmitió, en exclusiva, la primer guerra con Irak.

Frente a este panorama, se abre una posibilidad inconmensurable para brindar educación, salud o justicia a distancia. Contenidos intelectuales mucho mejores en cantidad y en calidad, para que un mayor número de habitantes estén más y mejor protegidos, y para que sus bienes materiales, afectivos o intelectuales gocen de altos niveles de respeto, tanto por parte de los funcionarios gobernantes, como de profesionales corruptos o de “amigos de lo ajeno”. Sólo hace falta que las autoridades garanticen la conexión de banda ancha de toda la población que habita nuestro país. Y que nosotros, como ciudadanos, se lo exijamos a los políticos candidatos. Para que haya menos “pipiripí” y más acciones concretas, con visión de largo plazo.
Mayo de 2007.

[1] “Inteligencia ética para la vida cotidiana”, por Diana Cohen Agrest, Editorial Sudamericana, Buenos Aires, 2006, pg.114.

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